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  • Foto del escritorGabriel A. Rancel

Cómo pedir a una librería que venda tu libro autopublicado.

Para las personas que no lo sepáis, soy escritor y librero, también corrector, maquetador, promotor de Igualdad de Género y papá de tres gatos bebés. Durante mi trabajo como librero he conocido a gente interesante y he podido leer novedades increíbles. Es, sin duda, la mejor parte de esta profesión. He decidido hacer este post porque todas las personas necesitamos a veces un poco de ayuda y creo que es importante echar una mano.


Vas a ir a librerías a pedir que vendan tu obra. Es un trámite que a menudo no nos gusta, nos da vergüenza o sentimos el famoso síndrome del impostor porque no tenemos a una empresa que haga ese trabajo por nosotres. He llegado a encontrar a gente que ponen un pie en la librería pensando en que todo va a salir mal y entran con una actitud bastante mala. No buscas dar pena, buscas que te tomen en serio como artista.


Da igual si la librería de la calle principal de tu ciudad te ha dicho que no vende autopublicados. No importa lo mal que te esté yendo el día, la semana, el mes, el año o la última década. Cuando vayas a entrar en una nueva librería, tienes que tener una sonrisa en la boca y buen aspecto. Con esto me refiero a transmitir serenidad y buen rollo, no a que vayas de punta en blanco como si fueras a una boda.


También puede que quieras presentar tu libro en librerías. Si es el caso, la forma de pedirlo es la misma.


¿AUTOPUBLICAS LIBROS?


Ya de por sí es un trabajo tedioso, eso ya lo habrás descubierto. Eres una persona que tiene que valer para todo y saber hacerlo bien, cometiendo los menos errores posibles. Escribir, corregir mil veces, mantener activas tus redes sociales, maquetar, elegir portada y nombre, cumplir plazos legales de Propiedad Intelectual, promocionar tu obra, preparar y publicitar firmas de libros, llegar a acuerdos con librerías, distribuir, vender, facturar y vuelta a empezar al mes siguiente.


Para aliviar todo esto, te voy a dar algunos tips para que las librerías acepten vender tus libros autopublicados.


¿Cómo puedes presentarte en una librería para pedir que vendan tu libro autopublicado y no morir en el intento?


No es fácil. Sobre todo, si eres una persona tímida, poco sociable o tienes el síndrome del impostor como una losa sobre tu cabeza. Pero esta es la realidad: las personas autopublicadas tenemos que hacer de todo. Y como ya dije antes, esto no para ni se acaba nunca.


Sé que esa es una de las desventajas de trabajar para ti misme que con editorial no pasa, pero no siempre hay suerte y se consigue una a la primera. Mientras eso sucede, puedes adelantar trabajo.


Como autor/a/e, el tema de hacer contactos con las librerías es muy importante. He visto de todo y no quiero que cometas errores y crees malas relaciones con las librerías de tu zona, que serán las primeras que darán asilo a tu obra.

Recuerda que ir a un lugar a pedir que hagan algo por ti, sobre todo si no te conocen, no es un derecho tuyo, es un acto de fe que otra persona pondrá en ti.


Lo que quiero decir con esto es que ir con la autoestima alta está bien, pero hay una línea muy fina entre tener confianza y ser una persona egocéntrica, que considera estar por encima de los demás y que cree que les está haciendo un favor a las librerías llevando allí su libro.

Créeme, he conocido a muchas personas de este palo. Todo mal si vas por ahí. A nadie le gusta que otra persona llegue con aires de superioridad y mirando como si le debieras el aire que respiras en su presencia. Sé que esto puede parecer básico de manual, pero si yo te contara la de anécdotas que tengo sobre esto... Es una pena que no exista el meme en la vida real. En fin, al lío: sé humilde. La humildad abre puertas, ventanas y librerías.


Ante todo, recuerda: tu novela es fantástica… y las otras también lo son.


Paso número 1: la búsqueda.


La búsqueda de la librería adecuada para tu novela es indispensable. Créeme, aunque pienses lo contrario, no siempre la mejor de la ciudad, ni la mejor ubicada, ni la más famosa es la librería perfecta para ti.


Cada librería es distinta. A veces encontramos cuatro en la misma calle y ninguna tiene que ver con la anterior. Esto se debe a que muchas están especializadas en un tipo de obra determinado. Algunas son librerías juveniles, otras infantiles, otras venden cómics, otras sólo venden literatura de autoras, otras se especializan en histórica, novela negra, etc.

Haz un estudio de mercado. Ese es el primer paso para que todo salga bien. Porque, como cualquier otro plan estratégico, todo necesita ser estudiado al dedillo para no salir perdiendo.


Busca aquellas librerías que se adecúen al tema sobre el que has escrito. Es cierto que la mayoría tiene un poco de todo, pero muchas sólo admiten novelas autopublicadas si la temática les entusiasma a nivel personal, ya no tanto que encaje o no con el perfil de la librería. Aunque pueda parecer mal, habrá un cambio significativo en el trato que le van a dar a tu novela.


Es necesario que recuerdes que algunas librerías te dirán que no, por los motivos que sean. Todos ajenos a ti, por supuesto. Grábate esto: el no ya lo tenemos de partida, hay que encontrar el sí entre las seleccionadas. Eso se logra con perseverancia. No te dejes vencer por la presión. Una buena sonrisa crea lazos más importantes.


¿Has encontrado las librerías que pueden ser perfectas para tu libro? Ya tienes las candidatas, ¡estupendo!


Paso número 2: toma de contacto.


Antes de meternos de lleno en este tema, quiero aclarar una cosa. Me baso exclusivamente en mi experiencia personal como autor y librero. No tiene que coincidir con la tuya ni con la de nadie. No es una verdad absoluta ni unas reglas mágicas para el éxito. Puede que haya otros factores que ayuden o impidan que consigas tu propósito, pero esa es una experiencia que has de vivir tú y, si decides compartirla conmigo, será bienvenida en los comentarios.


Estás en la puerta de la librería. Si lo necesitas, párate unos minutos fuera para respirar y reorganizar el pensamiento antes de entrar. Debes tener clara tu estrategia de venta. Sea cual sea, ten buena actitud y muestra agradecimiento ante cualquier situación, aunque te digan que no.


Yo paso por este proceso cada vez que tengo que ir a una librería a preguntar si pueden hacerme un hueco en sus estanterías. Sé lo frustrante que puede ser tener que sonreír cuando hay una negativa evidente y vez desaparecer por tu ilusión por unos instantes, pero todo se entrena en esta vida. La buena actitud o actitud positiva, también.


Qué no debes decir una vez entres en la librería: fundamental.


Quiero hacer hincapié en este apartado. Mi consejo personal: escribe lo que vas a decir y leelo en voz alta ante gente. Hay que encontrar aquellas palabras que puedan general controversia, daños o herir sensibilidades y erradicarlas.

Importante: nunca desprestigies los trabajos de los demás. Ten mucho cuidado al elegir tus palabras porque pueden robarte oportunidades. Por ejemplo, decir frases como:


“Es lo mejor que se ha escrito hasta ahora, te lo garantizo”.

“Te dejo uno de regalo, léelo, vas a querer recomendarlo a todo el mundo”.

“Escribo sobre mundos fantásticos, como Laura Gallego, pero mejor”.


No son agradables para quién las escucha. Sobre todo, es una falta de respeto hacia terceras personas autoras. Además, no eres la única persona escribiente que lo habrá dicho. Antes que tú, ya llegaron cientos con la misma cantinela horrorosa y puede que te rechacen por cuestiones de desinterés personal.


Elimina de tu speech frases chulescas.


Volvemos a lo de antes, no es lo mismo tener confianza que pasarse diez pueblos.


“Se está vendiendo muchísimo por Amazon”.

“Todo el mundo me dice lo bueno que es”.

“En redes sociales lo estoy petando”.


Ni lo puedes demostrar en ese momento, ni hace falta que lo hagas. Créeme. Guarda los extractos de ventas para ti. Seguro que tu novela incluye información mucho más interesante y potente que este tipo de información y de frases vacías que no hablan de tu novela realmente.


Evita frases que impliquen comparación.


“Es el nuevo Juego de Tronos, pero en español”. Esto me lo dijo una autora hace tiempo y se me grabó porque fue su editor la que la convenció para decirlo. El mismo personaje que la convenció para firmar con iniciales porque, según él, las mujeres no venden fantasía. Con esto creo que queda retratado el mal asesoramiento que tuvo la muchacha.


“¿Te gusta Brandon Sanderson? Yo escribo mejor que él”. Nadie debería usar este tipo de frases. Lo único que expresas aquí es que no tienes personalidad propia, ni estilo propio.


“¿Conoces la saga de El Señor de los Anillos? Pues mi novela le da la vuelta”. ¿La vuelta a qué? Cada libro es único. No compares obras ni te creas superior para sentirte mejor. Eso es penoso. Yo huyo de las personas que me llegan con esta cantinela. Imagínate la cara que se les queda a otras personas comerciantes y clientes. Esa cara de sorpresa no es porque te hayan descubierto, es porque no esperaban oír esa chorrada.


“Es que mi ídolo es Joan K. Rowling, así te harás una idea de qué y cómo escribo”. Da igual el nombre de la persona artista que te venga a la cabeza para sustituir a Rowling, me da igual quien sea. Esto es una variante de lo anterior. Ten personalidad propia. Busca motivos reales de por qué tu obra es buena y no te escudes en comparaciones odiosas.

Piensa que la persona a la que te diriges, por lo general, lee y lee mucho. Tiene sus gustos, sus preferencias y no tiene por qué estar de acuerdo contigo en cuál es la mejor novela, ni la mejor escrita, ni quién tiene la mejor autoría, ni siquiera tiene por qué plantearse que la tuya es mejor que la de otra persona.

Por ahí, frío frío.


No le vendas humo a la librera/al librero/le librere.


Claro que puedes tener sueños y metas. A ver, todo el mundo que crea un producto artístico desea vender, triunfar, conseguir fama y/o reconocimiento, ¡qué narices! Si no, ¿para qué emprendes todo el proceso de marketing?

Probablemente quieres vivir de ello y ser una persona millonaria, pero debemos tener los pies en la tierra y pensar que Rowling (por usar el mismo ejemplo) es una suertuda entre diez millones, que tuvo suerte de estar en el lugar y momento perfecto, pero no olvides que tuvo muchos rechazos hasta lograrlo.

Puedes soñar o pretender ser igual que ella, pero no vayas pregonando lo mucho que vas a vender o la fama que vas a conseguir. Eso no tiene ningún enganche, salvo tu propia motivación (que oye, para eso genial). Ya te dejo claro que a las librerías no las vas a eclipsar con mensajes como esos, que es a lo que estamos. Esas frases no convencen a nadie.


Evita ser una persona muy efusiva y comercial.


A ver, escúchame, que sí, que te sientes muy orgullosa/o/e de tu obra, que te pegarías horas hablando de ella, pero evita tener verborrea eterna, porque la persona que tienes delante está en su puesto de trabajo. Probablemente tenga clientela alrededor que espera ser atendida lo antes posible. Por lo tanto, no hagas una visita absorbente.

Las personas autopublicadas somos como vendedoras a domicilio, nadie quiere pararse a escuchar un discurso soporífero sobre por qué comprar tu producto.


Por lo tanto, ¿cómo lo haríamos mejor?


Limítate a presentarte, decir por qué y para qué has acudido a la librería. Se amable e intenta intuir si fluye la comunicación y la persona que tienes delante se muestra interesada. De ser así, pide permiso para explicarle de qué trata tu obra (pero por encima, no te enrolles). Di la temática y a qué edades está dirigida.

Esto sólo es para que persona sepa dónde va a ubicar tu obra dentro de su establecimiento.


Y una cosa importante: si hay clientela en ese momento de presentación, evita convertir tu visita en una charla colectiva. No estás en un seminario, no eres ponente. Por lo tanto, no crees campaña de captar compradores, no es ni el lugar ni el momento. Además, eso haría que la persona con la que has ido a hacer un trato sienta que la has desplazado para rascar unas pesetillas a su costa. Y estaría en su derecho a creerlo, porque sería verdad. No te conviene que te vea como una persona interesada y caradura. Sabes que no eres así, sé elegante.


RECUERDA:


Colocar el libro en librerías sólo es el principio, no el final. No te duermas en los laureles esperando a que te llueva el dinero. Ahora tendrás que hacer magia con el marketing por tus redes sociales.

Esto lo tengo que añadir porque a veces olvidamos que el librero vende muchos libros de todo tipo y no hace marketing ni difusión, ni recomienda libros que no ha leído. Por favor, aunque sientas la tentación, no le pidas que lo haga.

Y mucho menos le lleves un letrero en mayúsculas que ponga “libro recomendado por esta librería” para que lo coloque encima o cerca de tu libro. Puede parecerte buena idea, pero no lo es. A mí me lo han hecho alguna vez y, créeme, es horrible. Te deja en muy mal lugar.


Es mejor reservar ese tipo de publicidad para las presentaciones o para las firmas de libros, que es realmente su sitio. Yo nunca me lo planteo hacerlo tampoco en estos casos, prefiero charlar con la gente, conocer sus intereses, compartir momentos e intercambiar ideas. Considero que enriquece más descubrir nuevas amistades que vender libros, pero eso es cuestión de cada cual. Gustos personales.


Otro punto clave: bajo ninguna circunstancia le pidas que ponga tu novela en el escaparate. Si sale de la persona hacerlo, fantástico. Mil agradecimientos y felicidad extrema. Saca todas las fotos y postea lo que quieras en tus redes sociales.


Si no es el caso, muérdete la lengua. Sé que es tentador pedirlo, pero en serio, evítalo. Más de una vez me han llegado a la librería autoras/es que me han regañado por no tener su libro puesto en el escaparate. La mayoría de estas personas hacía más de seis meses que no pasaban por allí ni siquiera para interesarse por las posibles ventas de su obra. No eran tan siquiera eran libros de novedad, que es lo que se suele poner en los escaparates por norma general, pero allí fueron a echarme en cara que no les beneficiaba frente a las editoriales.

De verdad, evita convertirte en una persona no grata. Recuerda lo que dije al principio: ir a un lugar a pedir que hagan algo por ti, sobre todo si no te conocen, no es un derecho tuyo, es un acto de fe que otra persona pondrá en ti. No te da derecho a imponer tu pensamiento y menos a mostrar tu malestar de malas maneras. Ni de buenas tampoco, que se puede hacer, pero no es conveniente. Simplemente, acepta las reglas del sitio.


Aprende a manejar la frustración con mano de hierro.




Hay una serie de cosas de las que nunca se habla y que habría que tener siempre en cuenta.


La primera: si una librería te dice que no venderá tu libro, es que no. No insistas, no pongas cara de haberte metido en el vertedero y mucho menos le insultes (ni en persona ni en redes sociales). Vuelvo a lo mismo, que sí, que parece de primero de manual pero, aunque no lo creas, muchas personas no saben manejar la frustración y acaban metiendo la pata. No quiero que te pase, porque no da buena imagen de ti que hagas esas cosas. A parte, teniendo un pensamiento egoísta, nunca sabes si en algún momento girará a vida necesites de esa persona para realizar una firma de libros o algún otro acto importante. Trata bien a cada persona con la que te cruces en la vida, que el mundo es un pañuelo.


La segunda: de verdad, lo digo con toda la buena intención del mundo y siendo consciente de que es así. A la librería no le apetece tener que llamarte para decirte que recojas tus ejemplares después de que pase más de un año que no sabe nada de ti. Tu obra está en su local, lo mínimo que puedes hacer es pasarte una vez al mes y preguntar si los retiras (mostrando consideración porque hay librerías muy pequeñas que no tienen capacidad para tener libros acumulados durante años) o si prefiere seguir apostando por la venta.


La tercera: si después de, por ejemplo, dos años, te llaman desde una librería para que recojas el excedente que no se vendió (suele ser menos tiempo, ya te lo digo), lo mínimo que puedes hacer es darle las gracias por la oportunidad y recoger tus ejemplares tan pronto como te sea posible, con una sonrisa y amabilidad siempre presentes.

Esto lo comento porque he tenido experiencias en las cuales, algunas personas autoras, han mostrado su enfado hacia las librerías por entrecomillo “no hacer lo suficiente por vender su libro”. Esta forma de actuar no ayuda a nadie y menos a ti.

Puedes creer que tienes el derecho a enojarte por no conseguir tu propósito. Puedes pensar que perdiste el tiempo llevando tu libro a esa librería o que merecías que estuviera en el escaparate más tiempo (como me ha sucedido recientemente), pero ni eres la persona dueña de la librería, ni tienes derecho a decirle cómo llevar su negocio. No excedas los límites ni trates con desprecio a quién te ha echado un capote.


La cuarta: frena el ego. No te hace ningún favor. Si eres de las personas que se enfadan fácilmente y crees que esa situación nefasta es culpa de la librería, te aconsejo que salgas fuera, busques un sitio donde desahogar los truenos al viento y luego sigues con tu vida.

No cargues a la persona con la responsabilidad de no haber vendido suficientes ejemplares, ni le hagas sentir mal por ello. No es culpa de nadie, ya puestos, ni siquiera es culpa tuya. No siempre sale todo tan bien como deseamos.

Lo más importante es que sepas que no es un fracaso. No lo tomes como tal. Hay muchos otros componentes que pueden haber frenado el despegue de tu novela y no tiene por qué ser algo que hayas hecho tú, simplemente no llegó el momento… o llegó en el equivocado. Pero eso no hace menos buena tu obra. Ya despegará, ten paciencia y mantén siempre la ilusión.


La quinta: no olvides mantener actualizada tu información personal. Si la librería aceptó el trato de vender tus libros, acude a ella y actualiza tus datos si en algún momento cambian. Es importante porque si necesita contactar contigo para pedirte algo, debes mostrarte con total disponibilidad. Ya sea porque ha vendido todos los ejemplares que dejaste, como si requiere de información extra sobre tu libro porque un/a/e cliente ha preguntado.


Aquí vamos a analizar un posible caso.

Sería terrible que un día te pasaras por la librería porque "te acordaste" o "tuviste tiempo" y que la persona te dijera que tus libros están en una caja en el almacén desde hace meses porque no lograba localizarte. He visto a gente que ha montado el numerito porque cómo se les ocurre llevar sus libros a un cuartucho. Para empezar, si te ocurre, es sólo culpa tuya. ¿Quién no actualizó datos? ¿Quién no tuvo como prioridad hacer visitas asiduas a la librería para controlar cómo iba todo? ¿Quién se desentendió de sus obligaciones? Recuerda: la librería no es la encargada de vender tus libros. Allí se venden, sí, pero eso no significa que sí o sí deban vender todos los ejemplares que lleves. Eres tú la persona que debe autogestionarse. Las librerías actualizan material constantemente porque hay nuevos libros todo el tiempo. No van a hacer tu trabajo.

Ya, pero bien que tiene a Sanderson en el escaparate 365 días al año. Sí, pero él vende cientos de libros al día en todo el mundo. Tiene una editorial detrás muy potente, con marketing y con contratos editoriales muy bestias. No jorobes... Una librería es una empresa y necesita beneficios, como todas las empresas. Sé razonable. ¡Y deja ya de hacer comparaciones en tu cabeza!


Si te han servido para algo estos tips y quieres compartir tu experiencia constructiva conmigo, te invito a participar de forma activa en los comentarios. Y si te ha gustado este artículo, no dudes en compartirlo en tus redes sociales. ¡Muchas gracias por dedicarme un rato de tu tiempo! Espero haberte ayudado.






«Sira Ïn ya no es un lugar seguro. Al otro lado de la Corona de los Vientos, Nara debe ocultar su identidad, expuesta a los peligros de Trÿa. Mientras lucha por convertirse en la guerrera que su pueblo necesita, Tyrhon Zäeh planea frenar su viaje, destrozar a sus compañeros y evitar que descubra lo mucho que se esconde tras la leyenda del poderoso dios Zanaán.»


Después de una primera tirada a nivel local, Trÿa, la leyenda del dios Zanaán, fue publicada para el gran público, llegando a convertirse en una de las cuatro obras finalistas a "Mejor Novela Autopublicada" en los Premios Avenida del año 2019.

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