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Resumen: (sinopsis de la contraportada)
En la décima corte del infierno, los espíritus ricos sobornan a los corruptos demonios para librarse de terribles tormentos y de la temida reencarnación. ¿Quién quiere reencarnarse pudiendo disfrutar eternamente de comodidad y riquezas?
Siew Tsin, casada a su pesar con el hombre más rico del infierno, pasa los días sin expectativas, hasta que su marido trae a casa a su tercera esposa… Yonghua, la mujer de terracota, cuya mera existencia desafía la orden natural del más allá.
Valoración personal:
Debo tener en cuenta a la hora de hacer mi valoración personal, que tengo mucho que aprender sobre la cultura china antes de hacer una evaluación consecuente como la historia merece. Lo que sí puedo hacer es hablar sobre el estilo de la autora, siendo objetivo con el trabajo que ha realizado y hablar de mis emociones al leerlo.
Zen Cho aboga a la crítica en su narrativa cuando presenta el machismo, el patriarcado y la misoginia en su imaginario. Y es algo que me gusta mucho y que valoro en las lecturas actuales, aunque siempre tengo la duda de si será entendida como crítica o pasará inadvertida, siendo normalizada por la persona que lee. Vivimos en una sociedad tan machista y misógina, que la crítica social a veces no cala (salvo que hayas hecho deconstrucción sobre el tema y sepas detectar los graves problemas de este sistema). Si ya has leído otros textos escritos por mí, siempre abogo a descubrir qué pretende decir la autora. Cuanto más mayor me hago, más me interesa lo que me quieren contar las personas, por encima de la historia. Las capas son lo más importante. Me gusta que me hagan pensar y Zen Cho lo ha logrado con este relato.
Sobre los personajes:
Siew Tsin es un personaje brillante. Tiene un arco de desarrollo perfecto. Se nos presenta como una niña carente de picardía, ignorante en su niñez, con ganas de comprender el mundo al que ha sido arrojada tras un accidente. A lo largo del relato, pasa por diversos estados emocionales, rabia, apatía, tristeza, resignación, hasta que toma las riendas de su propia historia y decide aprender todo lo posible para ser más inteligente y comprender mejor el infierno. Cuanto más aprende, más conecta consigo misma. Se vuelve más adulta, pese a estar atrapada en un cuerpo infantil. Todo se vuelve más interesante para ella en este punto, hasta que un suceso en su nueva vida hace que todo cambie y, para mí, es el giro perfecto para que ella tome la decisión más importante que toda persona debe tomar en su vida.
Tengo mis reticencias hacia algunos personajes, como es el caso de Junsheng. Es un hombre de cuarenta y pocos años que se comporta como uno de ochenta, habla como uno de ochenta y se lamenta como uno de ochenta. Es un personaje que, a priori, la autora lo presenta como alguien interesante al que prestar atención en el relato, pero poco a poco va perdiendo fuelle, convirtiéndose en un cero a la izquierda desde mi punto de vista. Lo bueno (y es algo que me ha gustado muchísimo) es que esto ocurre a medida que la protagonista va tomando conciencia y volviéndose adulta. Es una jugada maestra por parte de la autora, que a éste personaje no favorece en absoluto. Es más, es insulso. Aparece y desaparece como en una obra de teatro, pretende ser la voz de la experiencia y un carcelero para la niña, pero más allá de su engreimiento, no hace sentir nada, salvo repulsión en su trato hacia las mujeres. Sé que Junsheng tiene que estar porque la niña tiene su evolución gracias al desprecio de este ser, pero me sabe igual que el té mal hecho.
Ling’en, la primera pareja de Junsheng, se presenta como una mujer fría y calculadora, harta de estar casada con un hombre que no la valora como lo hacía en vida. Ella es inteligente, vengativa y sarcástica. Si algo me descuadra de este personaje, es su giro argumental sin ningún tipo de motivo ni sentido. No hay un móvil que encaje el cambio que se produce en ella. Su presencia en la historia tiene cabos sueltos para mí y tampoco es que sea especialmente necesaria. Eso sí, la historia con la mujer de terracota me encantó. El hilo rojo del destino me pone el corazón calentito siempre que alguien habla de él.
Yonghua, también llamada la mujer de terracota, es un personaje interesante. Es el punto steampunk en medio de un relato que bien podría pasar por leyenda cultural. Me gusta la figura de este personaje en el relato y lo que representa para el resto. Me gusta todo lo que se plantea la autora al escribir sobre ella, cómo se expresa, cómo actúa. Es interesante explorar un personaje así, porque hace reflexionar sobre la vida, la ética y la moral de cada quien. Muy buen trabajo con esta trama.
Acerca de la narración:
Se nota mucho que Zen Cho se ha tomado su tiempo para pulir esta historia. La narración está llena de detalles que no pesan, se reciben como el agua de un manantial, de forma natural y fresca. Debo añadir que la calidad narrativa de la traductora, Rebeca Cardeñoso, es fantástica. Si soy quisquilloso, puedo añadir que se alarga mucho la historia en partes un poco flojas y, en las importantes e interesantes, la velocidad de la narración se acelera, perdiendo impacto.
A pesar de los hilos sueltos de la historia, que muchas veces son inevitables. Por mucho que alguien quiera explicarlo todo es imposible, salvo que quieras presentar al público un libro grueso y no es el caso. La autora condensó perfectamente una historia que entrara en categoría de relato corto.
Pese a la gran exposición religiosa, cultural y simbólica, la historia se mantiene en una narración hermosamente simple. Es un recorrido lineal entre la vida, la muerte y el deseo de lograr algo mejor cuando se cruce la siguiente puerta. Sencillez, esa es la descripción más acertada desde mi punto de vista. Y eso la hace una narración muy bien planteada y pensada.
En relación a la historia:
La historia es una tragedia de principio a fin, que no ha dejado de impactarme emocionalmente por el alto contenido de machismo, misoginia y patriarcado, que ha quedado en evidencia, una y otra vez, durante el trayecto. Si resto el malestar que me produce una mala lectura de esta crítica social, es una historia de fantasía excelente. La autora nos cuenta en sus anotaciones que era un relato para presentar a un concurso literario y eso se percibe por el desarrollo y el desenlace. Sin embargo, también comenta que no pudo frenar su creatividad mientras escribía y, lo que empezó siendo un relato corto con ciertas expectativas, acabó yendo por otros derroteros. Y con eso me siento muy identificado. Cuando Zen Cho admite que no pudo evitar que fuera otra historia distinta, la comprendí perfectamente. ¿A quién no le ha pasado que tiene en mente una serie de episodios y la historia acaba exigiendo ir por otro lado distinto? Es la magia de la escritura (y el no ser escritor/escritora/escritore de mapa).
Hay mucho simbolismo y cultura china en esta historia que desconozco, como ya dije al inicio, por lo que, para mí, se me pueden escapar sutilezas y matices muy significativos , que no le ocurriría a alguien que sí la conoce y la entiende. Por otro lado, las reflexiones que surgen durante la trama son exquisitas y entendibles en cualquier cultura. Te lanzan a la crudeza de la vida (o la muerte en este caso) y te obliga a pensar en temas que, por lo general o por naturaleza, evitamos plantearnos.
Hay un dato en concreto en la historia que no comprendí y que me rechinó todo el relato. En vida, Siew Tsin era una niña que tenía familia, que iba a la escuela, que seguramente tenía amistades, etc. Si el resto de los personajes que se describen en esta historia (con un pasado como humanos me refiero) reciben ofrendas de sus familiares para, de alguna manera, honrarles, ¿por qué ella no obtiene nada? De todo el elenco, es la única que no recibe ninguna atención por parte de los vivos. Me resulta curioso. No sé si tiene que ver con que murió siendo niña y en la cultura china no se honra igual a un adulto que a un infante, si fue por morir en un accidente, o simplemente la autora quiso darle más dramatismo a su historia personal dejándola sin ayuda. En cualquier caso, la duda queda en el aire y eso me descuadra
Para finalizar:
He dejado pasar unos días para reposar la historia porque necesitaba reflexionar sobre todos los puntos que he comentado. Considero que es una historia con un arco argumental bueno y personajes interesantes. Sin embargo, hay algo en este relato que no me hace plenamente feliz en mi lectura. No sé si es lo lenta que empieza y ese final tan fugaz, o el peso de la crítica social. No es una historia que crea que vuelva a leer pronto y eso para mí es una medida importante. Por ello, sólo diré que es una historia entretenida, rápida de leer y con ideas originales. Pero mi puntuación será intermedia por la falta de emoción que prometía y no existió.
Puntuación: 5 / 10
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